sábado, 19 de octubre de 2013

Riquelme: "Como no vamos a poder jugar con Gago"

Cuando Juan Román Riquelme se pone el traje de fútbol, su cuerpo cambia y se transforma en otro hombre. Lo hace cada domingo, cuando deja de ser el tipo de 35 para convertirse en un pibe desesperado por aferrarse a su primer juguete. Lo hace cuando charla con Clarín y gesticula igual que antes de patear un tiro libre. Román vive las 24 horas del día con una pelota debajo del brazo. El fútbol es la sangre que le recorre el cuerpo de principio a fin. Es su fuego y su pasión. Por eso, después de tanta gloria, su cara sigue iluminándose cuando la pregunta apunta al deporte más lindo del mundo. -¿Qué es el fútbol para vos? -El fútbol es parte de mi vida. Es el juego que elegí de chiquito, el que más me divirtió. Y hoy, de grande, lo sigo disfrutando. -¿Qué hubiese sido de tu vida si no jugabas al fútbol? -Tuve suerte. Yo no podía ir al colegio y entrenar por la tarde a Argentinos Juniors porque no llegaba al Bajo Flores. Entonces, hablé con mi mamá y mi papá para que me dejaran intentar ser futbolista. Les prometí que no iba a dejar de entrenarme; que iba a jugar al fútbol de verdad. Tuve la suerte de que decidí bien y las cosas salieran bien. Igualmente, de chiquito sentía que iba a jugar a la pelota. -¿Cuánto tiempo de tu vida ocupa el fútbol? -El fútbol me gusta mucho. Miro todos los partidos que hay. De Primera, del Ascenso, de Europa. Siempre encuentro algún jugador que me gusta como juega. Siento la obligación de sentarme a mirar cómo lo hace. Soy jugador de fútbol. Creo que siempre se puede aprender. Hoy se aprende mucho mirando. Más en nuestro fútbol en el que hay mucho nervio y solamente sirve ganar. -¿Y te gusta cómo se juega en el fútbol argentino? -Me entretiene ver un partido de fútbol, por más que no sean dos equipos conocidos. Hay alguno que hace algo bueno. No necesito que haya 90 ó 95 minutos de fútbol intenso. Quizá alguno hace un caño y con eso me quedo. -Hablabas del control de la pelota, pero no todos le dan la misma importancia... -Será también por la posición que tengo. Pero para mí el fútbol es el pase, el control y elegir bien. Como hace Aimar. Hay jugadores que no necesitan ir tan rápido como otros, porque no están tan preparados en un gimnasio como otros, pero la pelota la tienen siempre ellos. -¿Abundan los jugadores que corren y faltan los que piensan? -Correr, corre cualquiera. Hoy una persona se pone a entrenar todos los días y corre los 42 kilómetros como los que se hicieron el otro día. A veces escucho en la tribuna “¡corré más!” y yo pienso que eso lo hace cualquiera. Te preparás, corrés todos los días y terminás en una maratón. Mucha gente de 40 o 50 años hace eso. Correr, corre cualquiera, pero jugar al fútbol es más complicado. Somos los únicos que jugamos con los pies, para empezar; el resto juegan todos con las manos. Somos afortunados, elegidos y vivimos de algo muy lindo. -¿Y cómo te sentís en el medio de una generación que vive el fútbol a través de la Play Station? -(Román sonríe) Yo tengo a mi hijo que se enoja porque no sé jugar a la Play y tiene que invitar a un amigo para jugar. Están mucho con el celular también, pero a los chicos les gusta. Yo lo que veo en el fútbol es que se vive con mucho nerviosismo en nuestro país. Y, por la presión, los chicos no pueden tener la tranquilidad para crecer. -En medio de estos nervios, aparece un equipo como Newell´s que parece ir a contramano de todo. -Yo voy a hablar de mi equipo. Nosotros vivimos realidades diferentes. Newell´s ganó el torneo pasado jugando bien, encontró tranquilidad y la gente es agradecida. Nosotros sabemos que en Boca no es así. Acá ganás, pasan dos partidos y la gente exige cada vez más. A los más chicos hay que acostumbrarlos a eso, que sepan que juegan en el club más grande del país. -¿Y qué falta para jugar mejor? -En el fútbol argentino falta regularidad. El torneo es parejo porque todos tenemos un partido bueno y otro malo. Es parejo porque ninguno juega bien siempre, aunque después el resultado tapa muchas cosas. Los únicos que juegan una maravilla son el Barcelona y el Bayern Munich. Acá Newell´s y Godoy Cruz intentan jugar bien. Vélez también, aunque ahora no encuentran estabilidad. Y Arsenal es muy regular. Nosotros estamos intentando encontrarnos. De local estamos bien, pero de visitantes bajamos mucho. -¿Qué les decís a los que aseguran que Gago y vos no pueden jugar juntos? -Dicen eso porque quieren armar un poco de discusión. Si hablan de dos arqueros jugando juntos me parece que la gente se va a dar cuenta, entonces nos nombran a nosotros. Fernando juega en una posición y yo en otra. No tenemos nada que ver. ¡¿Cómo no vamos a poder jugar juntos?! -Recién lo nombrabas a Agustín, tu hijo. Y te emocionás cuando hablás de él... -Cuando hablo de Agustín me pasa eso. Cuando Bianchi me llamó por teléfono para volver, yo me senté con él para ver qué me decía. Mucha gente que me tiene mucho cariño le pidió a Agustín que me convenciera. Me dijo que quería verme jugar mucho tiempo más y acá estoy. Para mi es algo increíble que a partir del domingo soy el que más partidos jugó en La Bombonera. Acá jugué partidos muy lindos. Será porque sigo entrenando y jugando. Lo pienso y no lo creo. -Cumpliste 195 partidos en la Bombonera. ¿Alguno preferido? -Elijo todos los Superclásicos con River y las finales de la Libertadores con Cruz Azul y Gremio. -¿Por qué crees que los hinchas te quieren tanto? -La gente me da demasiado. Yo soñaba de chiquito, como seguro soñaban ellos, con jugar un partido en La Bombonera, que es la cancha más linda de todas. Hoy resulta que soy el que más partidos jugó ahí. Y sé que el día que no juegue más, hay una estatua en el club por la que alguno va a preguntar: “¿Quién fue este tipo?” .

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